Olivar y Cambio Climático

OLIVAR Y CAMBIO CLIMÁTICO



El olivar como sumidero de gases de efecto invernadero

Según el Plan Director del Olivar , el cultivo del olivo ocupa más del 30% de la superficie agraria de Andalucía, con algo más de 1,52 millones de hectáreas, alcanzando especial relevancia en la provincia de Jaén, el sur de Córdoba, el noroeste de Granada, el norte de Málaga y el sudeste de Sevilla. En estas zonas, que conforman el llamado “eje del olivar”, existen numerosos municipios en los que el olivar es prácticamente un monocultivo. La comarca del Poniente de Granada se encuentra dentro de este eje, contando con muchos municipios en los que el olivar es su principal cultivo, ocupando la totalidad de la superficie agraria útil.

Distribución de la superficie de olivar dentro de
la comarca del Poniente de Granada

Los cultivos leñosos, tales como olivos, son particularmente eficientes, en comparación con otros cultivos anuales, en la captura de CO2 atmosférico y almacenarlo como carbono en materia orgánica. Además, los olivos se pueden cultivar en áreas con una precipitación de menos de 450 mm, típica del clima mediterráneo semiárido.

Los estudios científicos existentes avalan que los olivos tienen un balance de carbono positivo y un impacto positivo real en la reducción de este gas de efecto invernadero, ofreciendo un verdadero «servicio ambiental» a la sociedad.

Según los estudios publicados hasta la fecha, mientras se emite a la atmósfera un promedio de 1,5 kg de CO2 durante todo el ciclo de vida de la producción de un litro de aceite de oliva, la adopción de prácticas agrícolas adecuadas permite que el olivo fije aproximadamente 11,5 kg de CO2 en el suelo, lo que arroja un balance claramente positivo de 10 kg de CO 2 . Además, el aumento de los niveles de carbono en el suelo mejora la biodiversidad biótica del suelo y de las plantas, mejorando la capacidad de almacenamiento de agua de lluvia del suelo. (Conferencia COI COP22 2016)

La comarca del Poniente de Granada cuenta con una superficie de olivar, cercana a las 75.000 ha y una producción media de 60.000 tm aceite de oliva virgen, lo cual, atendiendo a las cifras anteriores de fijación de  CO2 da una idea de la importante labor que este cultivo desempeña en el control de los gases de efecto invernadero.

Olivar tradicional en zonas de montaña

La importancia del olivar tradicional en zonas de montaña se recoge el el manifiesto elaborado por el Consejo Regulador de la DOP Poniente de Granada,dentro del cual se recoge que este tipo de olivar, debe de tener una consideración especial en las iniciativas legislativas y actuaciones que pongan en marcha las diversas Administraciones Públicas, de tal forma que se proteja y potencie su mantenimiento, como consecuencia de la realidad que se resume en los siguientes puntos:

  1. Es una fuente de riqueza y empleo, que  sin ser el sistema de cultivo más rentable, ha contribuido y contribuye al mantenimiento de la economía de innumerables municipios, sin que existan alternativas económicamente viables para su sustitución.
  2. La economía que genera en torno a las distintas etapas de transformación, envasado y comercialización de su aceite, tanto directamente como a través del importante sector auxiliar que lo rodea, es un factor determinante en la fijación de la población al medio rural y en la lucha contra la desertización, y que por ello su defensa debe ser un objetivo común en cualquier  política de desarrollo sostenible impulsada desde las distintas Administraciones.
  3. Es un olivar depositario de una importantísima riqueza varietal, conservada a lo largo de los siglos, que aporta a las zonas productoras singularidad y potencial en la producción de aceites de alta calidad, prueba de ello es que la práctica totalidad de las zonas reconocidas como Denominación de Origen Protegidas, tienen su núcleo productor, compuesto por zonas de olivar tradicional. 
  4. Que la riqueza en variedades locales que encontramos en las zonas productoras  de olivar tradicional, hacen posible la producción de aceite de oliva virgen con menores impactos ambientales, dada su mejor adaptación al medio de las mismas, contribuyendo a la  sostenibilidad del cultivo.
  5. Que es un sistema de cultivo que contribuye al mantenimiento de los ecosistemas y paisajes, favorece la biodiversidad de múltiples variedades locales, es sumidero de CO2, genera empleo, riqueza y es una clara seña de identidad de numerosas comarcas, donde se ha desarrollado su cultivo desde tiempo inmemorial.
  6. Que las dificultades técnicas para su cultivo, como consecuencia de las características de este olivar, resultado de la pendiente, la ausencia de regadío, el sistema de formación en varios pies, así como el porte debido a la edad de los árboles, hacen que sus costes de cultivo estén muy por encima de cualquier explotación moderna intensiva o superintensiva, lo cual redunda en una competencia desleal que debiera ser corregida vía reparto de las ayudas PAC.
  7. Que las circunstancia específicas de su emplazamiento, redundan en unos mayores costes de cultivo, a la vez lo convierten en un sector generador de empleo y acentúan su carácter social, frente a las grandes explotaciones intensivas o superintensivas, con lo cual debe de tener un tratamiento especial en las políticas estructurales  que desarrollen las Administraciones.

El olivar como fuente de energías renovables

El olivar y sus industrias derivadas generan una serie de subproductos con un contenido energético importante. Mediante una tecnología adecuada, puede obtenerse a partir de ellos tanto energía térmica como eléctrica, e incluso biocarburantes para el transporte. Los subproductos susceptibles de valorización energética son el orujo, orujillo, el hueso de aceituna, la hoja de almazara y la poda de olivar. El balance de masas del proceso de la industria del aceite se muestra en el siguiente cuadro:

Fuente: Agencia Andaluza de la Energía.

A continuación se describen las características de cada uno de estos materiales y su importancia desde el punto de vista energético, como combustibles renovables.

Orujo o alpeorujo. El proceso de obtención del aceite de oliva en las almazaras, genera como subproducto el orujo o alpeorujo, que está compuesto por la pulpa de la aceituna una vez desengrasada y el hueso roto que acompañaba a esta. Por cada tonelada de aceituna procesada se obtiene aproximadamente 0,27 toneladas de aceite de oliva y 0,73 toneladas de orujo. Es decir, una campaña media genera unas 3.000.000 t/año de orujo con una humedad aproximada del 60%-65%.

El orujo generado en las almazaras se almacena en balsas para su procesado posterior en las extractoras, obteniéndose aceite de orujo. Una opción alternativa a la extracción es destinar el orujo repasado a la producción de energía eléctrica, previo secado hasta una humedad aproximada del 40% para facilitar la combustión del mismo. Aproximadamente el 30% del orujo generado en Andalucía se somete a este proceso. (Agencia de la Energía de Andalucía)

Orujillo. El orujo, una vez secado y sometido al proceso de extracción de aceite, se transforma en orujillo. Se trata de un subproducto con una humedad media aproximada del 10%, que tiene unas buenas propiedades como combustible, con un poder calorífico en torno a 4.200 kcal/kg en base seca, y que puede utilizarse tanto para generación de energía térmica en industrias como para generación de energía eléctrica. Una parte del orujillo generado en las extractoras se autoconsume en la propia instalación, tanto en el secado del orujo como en calderas para generación de vapor para el proceso.

El consumo de orujillo en las plantas andaluzas de producción eléctrica en el año 2016 ascendió a 559.762 toneladas y el autoconsumo térmico en la propia industria supuso más de 651.800 toneladas, que son variables en función de la campaña, lo que indica que en una campaña media puede existir una disponibilidad aproximada de 200.000- 350.000 t/año, para otros usos térmicos y para exportación.

Hueso de aceituna.En las almazaras modernas, el 70% del orujo se deshuesa tras la molturación, mediante un proceso de separación pulpa-hueso, bien en la almazara o bien en la extractora. En este caso se obtiene el hueso triturado, en una cantidad de unas 360.000 t/año. El hueso es un combustible de unas características excelentes: elevada densidad, humedad media del 15%, granulometría muy uniforme y poder calorífico de 4.500 kcal/kg en base seca. Es muy adecuado para usos térmicos, tanto en el sector industrial como doméstico y residencial debido a su buen manejo, las bajas emisiones de partículas en su combustión y sus condiciones inodoras. tanto es así que el 100% de la energía térmica que se consume en la industria almazarera procede de esta fuente de combustible renovable.

Fuente. Agencia Andaluza de la Energía

Poda de olivar. Como media, puede considerarse que 1 ha de olivar genera 3 toneladas de poda, por lo que de media se generan más de 2.000.000 de toneladas de poda al año en Andalucía. El uso energético de la poda ha estado ligado tradicionalmente al empleo de la leña como combustible doméstico. Sin embargo, durante la última década, el uso de la astilla de poda de olivo como combustible para generación eléctrica ha experimentado un importante incremento debido a la mejora de la rentabilidad a las empresas de servicio que la comercializan derivada de la retribución económica del RD 661/2007 y a la necesidad de introducir nuevas fuentes de biomasa en plantas de generación eléctrica existentes y en previsión de nueva construcción. (Agencia Andaluza de la Energía)